
Hace unos días recibí el catálogo de Áureo & Calicó de la Colección Tonegawa. Entre la multitud de sensaciones que proporciona ver las monedas de esta subasta pensé en algo tan material como es la cantidad de metal que se necesitaba para acuñar ese volumen de moneda. De esa idea partimos para exponer el panorama de la minería y la moneda en al-Andalus
El metal como base del sistema monetario andalusí
La minería y la moneda en al-Andalus conforman un binomio esencial para entender su estructura económica y política. La abundancia de metales en el subsuelo peninsular permitió sostener un sistema monetario duradero, articulado en torno al control fiscal, la gestión de las cecas y una relación directa entre territorio y poder.
Heredera de las tradiciones mineras tardoantiguas, pero enriquecida por el conocimiento técnico del mundo islámico, la explotación de metales en al-Andalus aseguró no solo recursos financieros, sino también estabilidad institucional y proyección ideológica. Desde el dirham de plata hasta el felús más modesto, cada emisión andalusí testimonia una geografía que supo transformar su riqueza natural en instrumento de legitimación y gobierno.
Minería y fiscalidad: el metal que sostiene el poder

Las fuentes jurídicas y técnicas nos permiten reconstruir un modelo de explotación diversificado, regulado desde el derecho malikí, en el que las minas de metales nobles como la plata, el oro o el cobre eran trabajadas bajo diferentes regímenes de propiedad. En muchos casos, el metal se transfería directamente al aparato fiscal como tributo, sin necesidad de inversión estatal. Córdoba, en particular, basó parte de su supremacía política y económica en el aprovechamiento de los yacimientos cercanos, con especial protagonismo de las minas de plata de su serranía.
Así, desde época emiral, la minería se convierte en una fuente de ingresos estratégica. Según explica Paula Grañeda, el caso de Córdoba es especialmente revelador: la proximidad de los veneros de plata permitió no solo abastecer a la ceca central, sino sostener el aparato estatal mediante una fiscalidad monetaria altamente desarrollada. Las fuentes documentan recaudaciones que alcanzaban los cientos de miles de dinares anuales y describen itinerarios de conquista condicionados por el conocimiento previo de los recursos mineros. En muchos casos, la explotación quedaba en manos de comunidades locales o grupos bereberes instalados en zonas de difícil acceso, donde la minería convivía con la ganadería trashumante o las redes de fortificación.
Infraestructuras y oficios: la minería como sistema productivo
Las técnicas de explotación fueron variadas y respondieron a la morfología del terreno: rafas superficiales, pozos, galerías, norias de desagüe y herramientas específicas que conformaban un sistema técnico coherente. Junto a los extractores (ahl al-maʿādin), encontramos trabajadores especializados en transporte, combustión, carpintería y fundición, señal de un modelo económico articulado en torno a la producción minera.
Moneda andalusí: del tributo al símbolo
Desde los primeros años tras la conquista, al-Andalus acuñó moneda como medio de pago y afirmación política. Las emisiones bilingües y epigráficas, en oro y plata, reflejan el proceso de islamización administrativa del territorio. Estos dinares se acuñaron con oro visigodo, reutilizado a partir de tremises y objetos votivos. Lejos del modelo epigráfico de ʿAbd al-Malik, siguieron un formato híbrido de raíz bizantina, con leyendas latinas o bilingües, como los que circulaban en Ifrīqiya.

Gobernadores. Monedas de transición. AH 94. Primeros tiempos de la conquista. Emisiones transicionales en latín. Dinar de indicción.
Pronto, el dirham de plata se consolidó como moneda de uso generalizado, a menudo fragmentado en piezas menores, mientras que el dinar de oro se reservó para pagos de prestigio y fiscalidad mayor. Las emisiones estaban centralizadas en Córdoba, y por tanto en la moneda aparece la mención «En nombre de Dios se acuñó este dirham en [al-Andalus] o en [Madīnat al-Zahrā] en el año…».

Gobernadores. Tipo posterior a la reforma. AH 110. Al Andalus. Dirhem. (V. 25) (Fro. 1.2, mismo ejemplar). Rarísima,. 2,91 g. EBC-.

Califato. AH 340. Abd al-Rahman III. Madinat al-Zahra (Medina Azahara). Dinar. (V. 420) (Fro. 2). Muy rara. 3,83 g. EBC-.
Reinos de taifas y dinastías norteafricanas: nuevos usos del metal
Con la descomposición del Califato, el panorama cambia. La multiplicación de cecas bajo los reinos de taifas supone una descentralización de la emisión y una evidente pérdida de control sobre la calidad metálica. Las monedas, sin embargo, se adaptan a las nuevas circunstancias: legitimando el poder mediante la evocación de califas pasados, simplificando sus leyendas y fragmentándose (Recortes y fracciones) con frecuencia para ajustarse al comercio cotidiano. Los dinares y los quirates almorávides son testimonio de un sistema monetario que sigue siendo funcional y simbólicamente eficaz incluso en escenarios de crisis. Este carácter dinámico y reactivo de la moneda andalusí resulta especialmente visible durante las etapas almorávide y almohade, donde el dinar de oro recupera su protagonismo gracias al control de las rutas transaharianas y al peso doctrinal de las nuevas dinastías (siglos XI al XIII).

Almorávides. AH 494. Yusuf ibn Tashfin. Qurtuba (Córdoba). Dinar. Inédita. Bella. Ni Vives ni Hazard registran un dinar cordobés de este año. Único ejemplar conocido. 4 g. EBC.

Almohades. Taifas almohades. Banu Hud. Muhammad al-Wathiq. Shatiba (Xàtiva). Dirhem. (V. 2153) («Murcia musulmana» 130) (Cru.C.G. 1680) (Hohertz 690). Rarísima. 1,50 g. MBC+.
El legado nazarí: resistencia en metal
En época nazarí, la moneda cumple su último gran ciclo andalusí. En su fase final, la moneda continúa desempeñando una función propagandística clara. A pesar de la pérdida territorial, de las dificultades de abastecimiento metálico y la presión creciente de los reinos cristianos, los reyes de Granada mantienen su derecho de emisión hasta el último momento. La reducción de la ley metálica, la emisión de pequeñas piezas de oro y feluses y la presencia constante del lema “No hay vencedor sino Dios” hablan de una resistencia simbólica sostenida a través del metal.

Nasaríes de Granada. Muhammad VII. Madinat Gharnata (Granada). Dinar. (V. 2171) («Numismática Nasrí» 13). Bella. Muy rara. 4,61 g. EBC.
Conclusión: mirar la moneda, leer el territorio
La historia de la moneda andalusí no puede entenderse sin su relación con los metales que la hicieron posible. Minería, fiscalidad y poder conforman una triada inseparable que explica la continuidad, la riqueza y el alcance del sistema monetario islámico en la península. Desde su nacimiento en las minas del Guadiato hasta sus últimas manifestaciones nazaríes, la moneda andalusí no fue solo economía: fue ideología, propaganda y, sobre todo, territorio escrito en metal durante 8 siglos de Historia de España.

Me ha gustado mucho!
Gracias Sr. Cano, un honor viniendo de Vd.