Por Antonio Hinojosa
Con motivo de la conmemoración del milenario de la fundación de Roma, el emperador Filippo I emitió una fabulosa serie numismática en el año 248 d.C., en todos los metales y no sólo a su nombre sino también al de su esposa Otacilia Severa y su hijo Filipo II.
El uso de la moneda como vehículo propagandístico no era algo nuevo para los romanos. Fue usado ya en por los griegos y Roma lo extendió y perfeccionó hasta límites insospechados.
En esta ocasión, usando varios tipos de leyendas de reverso, AETERNITAS AVGG, MILIARIVM SAECVLVM, SAECVLVM NOVVM y SAECVCARES AVGG, aparecen con gran profusión todo tipo de animales salvajes (en la mayoría de los casos) aparte del mítico reverso con la Loba Capitolina amamantando a los gemelos Rómulo y Remo. El uso de animales en los reversos monetales ya se venía empleando desde la República e inicio del Imperio.
Pero no va a ser hasta Filipo I cuando éstas se prodiguen con extraordinaria variedad (algunos de los cuales como el aludido de la loba y los gemelos sería tremendamente extendido en la época constantiniana).
El uso de estos animales salvajes en las emisiones del año 248 d.C., tenía como objetivo exacerbar la gran liberalidad que el emperador prodigaba al pueblo como regalo para festejar tan señalada fecha de los 1.000 años de Roma: los juegos circenses, el anfiteatro y todo tipo de espectáculos para la plebe que tanto caracterizó el “pan y circo” romano, tan de actualidad hoy día. El mejor mecanismo para suavizar o aletargar a la plebe eran los grandes espectáculos públicos donde las luchas entre hombres y animal o entre los propios animales salvajes eran de los más esperados con gran ansiedad por el público.
Así pues, el 248 d.C., fue un perfecto momento para ejecutar este gran mecanismo de experimentación con las masas de alto impacto social. Hoy son las constantes noticias sobre el fútbol o ahora en estos días sobre cuando llegará al mar la lava del volcán de Canarias y en general, cualquier tipo de noticias con la que ocupan telediarios y periódicos constantemente… pan y circo, mentes anestesiadas, así desde hace miles de años. ¿Y ahora qué? ¿Leemos más, pensamos más…?
¡Os invito a hacerlo!