Nerón y Agripina, entre el amor filial y la ambición
No es la única pero bien podría ser una de las relaciones maternas filiales más tumultuosa de toda la historia antigua. La relación entre Agripina y Nerón pasó del amor al odio en términos absolutos, sin ambages, desde una relación que rozó el incesto al asesinato. Desde la (supuesta) admiración y el respeto mutuo, ejemplo claro en esta moneda donde aparecen frente a frente, a una desconfianza total que empezó a fraguarse a medida que Nerón cumplía años y la voluntad de la madre empezó a interferir en la vida privada del emperador. La relación amorosa que éste mantenía con Actea, una liberta, que no era del agrado de Agripina es considerada la chispa que dinamitó totalmente la conexión entre ellos. Conforme todo se desmoronaba las intrigas palaciegas aumentaban: las amenazas veladas por parte de Agripina de elevar a Británico al trono, acabaron con la muerte prematura de éste, un episodio que no tuvo ningún misterio: todos los historiadores antiguos acusan a Nerón de haberlo envenenado.
Tras su expulsión de Palacio, la pérdida de todo tipo de privilegios y un intento de asesinato a bordo de un barco, finalmente fueron los soldados pretorianos quienes, tras rodear la villa donde vivía, acabaron con la vida, a los 44 años, de la que probablemente haya sido la mujer que más cerca del poder estuvo en todo el Imperio Romano. Y no sólo por ser la madre de Nerón. Agripina era, además, hermana de Calígula, esposa de su tío Claudio, hija del general Germánico y bisnieta de Augusto. El peso que tuvo, desde el punto de vista político, fue mucho mayor que el que tuvieron otras mujeres, de gran fama en el Imperio, como Livia, esposa de Augusto, o Mesalina, tercera mujer de Claudio.
Durante el Imperio Romano, el papel de la mujer era exclusivamente el del cuidado de la familia y el hogar, estando, por tanto, relegada a una posición de clara subordinación. Las mujeres romanas tampoco tenían derechos políticos y por ende no podían ocupar cargos ni participar en la vida pública y cuando tuvieron aparentemente cierto poder, éste era utilizado para potenciar aún más el sistema patriarcal.
En este sentido Agripina fue un claro ejemplo de la utilización de la mujer como elemento legitimador del poder del hombre. Emperatriz e hijo en un mismo retrato, es decir la sangre Julia y Claudia en mayor medida que en la descendencia legítima de Claudio. Nada está dejado a la casualidad. De hecho las apariciones de Agripina, según cita A. Beltrán Martínez, están claramente delimitadas en el tiempo, como si sus apariciones fuera de usar y tirar: así entre el 51 y el 54 aparecerá los bustos de madre e hijo, bien con sus cabezas afrontadas, año 54, o yuxtapuestas, siempre con Nerón en primer término o mirando hacia la derecha; a partir del 55 Nerón figurará solo en el anverso relegándose a Agripina al reverso y a partir del 56 ya no aparecerá la emperatriz… probablemente porque ya no la necesite.
Catalogación:
NERON. Denario. (Ar. 3,51g/18mm). 54 d.C. Lugdunum. (RIC 2). Anv: Cabezas enfrentadas de Nerón y Agripina menor, alrededor leyenda: AGRIPP AVG DIVI CLAVD NERONIS CAES MATER. Rev: EX SC, dentro de láurea, alrededor leyenda: NERONI CLAVD DIVI F CAES AVG GERM IMP TR