Ser emperador de Roma, uno de los mayores imperios de la Humanidad, debía ser abrumador. La concentración de poder podría avasallar a cualquiera que no estuviera preparado para tal cargo. Y en caso de no estarlo, sólo una personalidad carismática, o todo lo contrario, irresponsable, les podía salvar del peso de la púrpura imperial. Cómodo fue un emperador que tuvo la suerte de contar con la mejor disciplina y educación que un emperador pudiera recibir. No obstante, Marco Aurelio cayó en un error habitual entre los padres con hijos únicos. Cómodo recibió una educación exquisita pero bajo un manto de sobreprotección que derivó en un adolescente consentido y tirano. Sin embargo durante su mandato no todo fue negativo, muy al contrario la era de Cómodo materializó un importante legado a la Historia del Arte y más en concreto a la Numismática.
Analizando un magnífico áureo de Cómodo que subastará el próximo 20 de Julio la casa de subastas Ibercoin veremos cómo se desarrolló la compleja personalidad de este emperador, y cuál fue ese legado.
La sobreprotección de Marco Aurelio
Cómodo, último emperador de la dinastía antonina, tenía unos 17 años cuando se acuñó este soberbio áureo. A pesar de su juventud el reverso nos indica que ostentó el poder tribunicio tres veces, fue aclamado imperator (general victorioso) dos veces, cónsul una vez e incluso era Pater Patriae (Padre de la Patria). Demasiado para un joven que debería estar dando sus primeros pasos en el cursus honorum. Su fulgurante comienzo creció como la espuma hasta acumular 17 títulos tras sus cuatro nombres: Lucio Elio Aurelio Cómodo Imperator, César, Augusto, Pío, Félix, Invicto, Exsuperatorio (título de Júpiter), Sarmático, Antonino, Germánico, Máximo, Británico, Amazonio (título de Hércules), Pontífice Supremo, Pacator, Orbis Dominus Noster y Pater Patriae.
La costumbre de los emperadores era rechazar el honor de ser Pater Patriae si se les ofrecía demasiado pronto. Incluso Nerón lo rechazó en el primer año de su reinado. También era costumbre posponer el uso del título durante un tiempo prudencial, por humildad (Adriano aplazó su uso durante once años). El hecho de que se le ofreciera ese honor, que lo aceptara y lo usara inmediatamente es un indicativo de lo que iba a ser su conducta como gobernante y de su personalidad. Muestra de ello son sus emisiones monetarias donde hacía una exhibición impúdica de esos títulos concedidos prematuramente.
Pero ¿cómo llegó a eso un emperador que es conocido por su laxitud y mal gobierno? A veces la vida te empuja hacia un destino para el que quizás no estabas bien dotado. Veamos el desarrollo de los acontecimientos.
Cómodo nació en agosto de 161 d.C. en Lanuvium (Lacio), como el noveno hijo de Marco Aurelio y Faustina Junior. De sus trece hermanos, fue el único hijo varón que sobrevivió, y quizás por ello fue excesivamente protegido, estando bajo el cuidado médico del mismísimo Galeno. A los 5 años Cómodo fue nombrado César (heredero) y Princeps Iuventutis en el 175. En el año 177 fue nombrado co-emperador junto a su padre. Aún no había cumplido 16 años. En sus últimos años Marco Aurelio lo presentaba como a un igual. Quizá por su condescendencia y exceso de celo, el padre pudo ser el causante involuntario del delirio de poder de su hijo. Así nos explicamos la causa que le llevó a adoptar prematuramente y sin méritos, esos 17 títulos.
Como contrapartida, Marco Aurelio, el emperador filósofo, educó a su hijo en la disciplina estoica y ascética. En su descargo habría que decir también que, durante los años de tutoría de su padre y de sus consejeros, Cómodo no mostró rasgos sospechosos en su personalidad o conducta que hicieran dudar sobre la idoneidad para la gran responsabilidad que le iban a transferir. Todo lo contrario. Su padre, Marco Aurelio, deseoso de asegurar una sucesión estable tras el intento de rebelión de Avidio Casio en el año 176 d. C., concedió a Cómodo todos esos títulos para que le cimentaran en el acceso al poder.
El retrato de estilo antonino
Este áureo nos presenta una imagen poderosa de uno de los gobernantes más licenciosos de Roma. El historiador romano Dión Casio, coetáneo suyo, al escribir sobre el reinado de Cómodo lo calificó como el causante de una decadencia que otros historiadores posteriores lo relacionaron con el declive del Imperio.
“Cómodo no es de naturaleza malvada pero, por el contrario, es el hombre menos honesto que jamás ha vivido. Su gran simplicidad, unida a su cobardía, le han hecho ser esclavo de sus compañeros. Las malas influencias le han hecho desviarse del camino del buen hacer y, al principio por su ignorancia y al final por la creación de una segunda naturaleza, han hecho que sus actos crueles y lujuriosos se hayan convertido en un hábito”.
(Dión Casio, Historia Romana, 73.1.2)
Favoritismo, laxitud administrativa, ejecuciones arbitrarias y su oposición al senado provocaron conspiraciones, disturbios e intentos de magnicidio. En su desenfrenado mandato las dificultades desembocaron en un aumento de su desorden emocional, provocando lo que algunos autores denominan “megalomanía”. En sus delirios de grandeza incluso rebautizó a la ciudad de Roma, denominándola Colonia Commodiana. Fue entonces cuando se comparó con el mismísimo Hércules, emulando sus hazañas en la arena del circo y equiparándose físicamente con el semidiós. Algo curioso si tenemos en cuenta su educación estoica y ascética. Pero lo intelectual no iba con su carácter. Cómodo siempre se vio bien parecido y, por tanto, a la muerte de su padre, se dedicó a cultivar su aspecto físico del que tan orgulloso estaba.
Pero nada de eso había ocurrido aun cuando se acuñó esta moneda. Por eso el anverso refleja el cuidado retrato de un joven emperador que aún no había dado muestras de la personalidad conflictiva que iba a desarrollar, algo que sí se puede ver claramente en sus retratos de la última década.
En cuanto a estilo, en líneas generales, el retrato de la era antoniniana se manifiesta como la evolución del retrato flavio, es decir, desde las formas sofisticadas al barroquismo absoluto. La retratística de Adriano, por ejemplo, era de una técnica exquisita y refinada, donde los contrastes de piel y cabello potenciaban el claroscuro del relieve. Buscando también el efecto de claroscuro las pupilas se taladran con trépano. Los rizos se tallaban con extrema meticulosidad en claro contraste con la fineza de la piel.
El retrato antonino llega a su cénit con Cómodo, que aporta como la amplitud del busto, que es algo mayor (tamaño del torso, como la magnífica escultura de Cómodo como Hércules de los Museos Capitolinos). El emperador aparece ataviado con paludamentum, abrochado al hombro con una fíbula. Este áureo es un fiel reflejo de todas estas características que estamos enumerando donde el grabador ha dado una clara muestra de su virtuosismo técnico. Al ser un retrato joven no presenta aún la característica barba partida que ya luciera su padre y que posteriormente también llevó Septimio Severo. Muy destacable es también el detalle de la pupila en hueco.
Como reflexión, su personalidad disoluta y su falta de rigor en el gobierno contrasta con la elevada calidad del arte romano y en particular del arte numismático. Declive político versus auge artístico, una curiosa ironía de nuestra civilización que se repite insistentemente a lo largo de la Historia de Europa.
Cómodo, joven jinete
El reverso de este magnífico áureo nos muestra a uno de los Dioscuros, Cástor, en pie, desnudo con clámide a los hombros y gorro píleo, sosteniendo una lanza con la mano izquierda mientras que con la derecha sujeta un caballo por la brida. Según la mitología, los Dioscuros, Castor y Pólux, eran los hijos gemelos de Zeus (Júpiter) y Leda. Su culto aparece por primera vez en Roma en el 484 a.C. después de la batalla contra los etruscos en el Lago Regilo. La tradición cuenta que aparecieron en el campo de batalla para ayudar a los romanos a su victoria y fueron vistos simultáneamente en el Foro de Roma abrevando a sus caballos en la Fuente de Juturna donde dieron la noticia de la victoria al pueblo romano.
Denario de A. Postumius Albinus. 96 a. C. A/ Cabeza de Apolo a derecha con estrella de seis puntas. R/ Los Dioscuros abrevando sus caballos en la Fuente Juturna.
La leyenda afirma que la aparición de los Dioscuros se debió a Aulo Postumio Albino Regilense (dictador que dirigió la guerra contra los latinos) quien prometió consagrarles un templo si vencían a la Liga Latina. Y así lo hizo, junto al manantial de Juturna, aunque sólo quedan tres columnas en el Foro.
La aparición legendaria de los divinos gemelos impulsó su culto entre el pueblo romano y su popularidad se vio reflejada en sus representaciones de los denarios de la República.
La representación de Cástor y Pólux fue bastante habitual en las acuñaciones de la época republicana, pero no tanto en las imperiales, donde su aparición es bastante rara y su imagen era utilizada para una situación muy concreta. Veamos.
En época imperial las representaciones de los Dioscuros sobre las monedas aparecen muy esporádicamente. Trajano será el encargado de restaurar el culto a las divinidades tradicionales incluyendo también a los Dioscuros en las representaciones de las monedas.
El culto romano veía en Cástor y Pólux a unos protectores que ayudaban en las batallas. Según las fuentes Cástor era hábil en la equitación y la doma de caballos, mientras que Pólux era un gran púgil, aunque la tradición prefería representarlos a ambos como jinetes, con el caballo como atributo.
Así pues, el 15 de julio de cada año se celebraba la festividad de los Dioscuros, donde cientos de jinetes desfilaban con atuendo militar y las condecoraciones ganadas en la guerra. En la celebración de los triunfos militares, las tropas se reunían para el desfile en el Campo de Marte, donde se erigió el Santuario de los Dioscuros, junto al Circo Flaminio. Custodiando el santuario se encontraban las dos esculturas colosales de Cástor y Pólux. Estas esculturas de comienzo del imperio (I-II a. C. aprox.) se encuentran desde el siglo XVI en la parte superior de la escalera Cordonata Capitolina (proyectada por Miguel Ángel).
Los gemelos se representan en estas esculturas con el modelo iconográfico que se utiliza generalmente en las monedas: dos jóvenes imberbes con caballos, desnudos o con clámide militar, portando lanzas, con cáligas o descalzos y con gorros píleos. Hay un detalle fundamental en estas representaciones, y es que raramente aparecen solos. Los divinos gemelos se representan juntos a consecuencia de su destino inseparable en la constelación de Géminis y su alternancia entre el Hades y el Olimpo.
Sin embargo, en el reverso de este áureo sólo aparece Cástor. Bien es cierto que era habitual representar al Princeps Iuventutis (heredero del emperador) como Cástor, o incluso como ambos Dioscuros. También podríamos pensar que se eligió a Cástor en este áureo por ser el patrón de los équites, la clase social ecuestre, de hecho, era muy representado por este motivo. Pero a veces no basta con conocer la Historia, también es necesario acercarse al personaje para comprender el desarrollo de los acontecimientos.
Por eso, si tenemos en cuenta la personalidad de Cómodo hay que pensar a lo grande: Cástor era hijo de Júpiter, recordemos que Cómodo se intituló como Exsuperatorio (título de Júpiter) comparándose con la descendencia del dios.
Pero no debemos obviar el hecho de que Cómodo era el superviviente de un largo listado de 8 hermanos varones fallecidos, incluido su hermano gemelo Tito Aurelio Fulvo Antonino , que murió con sólo cuatro años, (recordemos que un año después Cómodo, con 5 años fue nombrado César, heredero).
Por ello, viendo a Cástor solo, sin su hermano gemelo, vemos también a Cómodo.
BIBLIOGRAFÍA
- Cid López, Rosa Mª: “Una manifestación del culto a los Dióscuros. Las inscripciones de Villalís”, Memorias de historia antigua, Nº 5, 1981 (Ejemplar dedicado a: Paganismo y cristianismo en el occidente del Imperio Romano), págs. 115-124.
- García y Bellido, A. : Arte Romano, CSIC, Madrid, 1990.
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Excelente !!!
Brillante!!
Maravilloso trabajo.