Tras la batalla por la que Decio derrotó a Filipo el Árabe en el año 249 d.C. , cerca de la actual Verona y su reconocimiento y proclamación como Augusto por el Senado, habían pasado ya 14 años desde la muerte del último emperador de la dinastía Severa.
Durante este periodo de 14 años nos encontramos con cinco gobernantes del Imperio romano: (Maximino el Tracio, los dos Gordianos, Balbino y Pupieno, Gordiano III y Filipo el Árabe). Es más, si se sustrae de la ecuación a Gordiano III, que gobernó durante seis años, resulta evidente que cuando Decio accede al poder, nos encontramos con un periodo convulso y de descomposición de la institución del principado.
Nacido en la Pannonia Inferior, en el seno de una familia ilírica de alto rango, Decio era un hombre de moral tradicional que ansiaba restituir a Roma a su época más gloriosa. En los menos de tres años que duró su mandato al frente del Imperio, intentó de diversas maneras retornar a la tradición romana. Así cambió su nombre, asumiendo, a su llegada a Roma, el nombre de Trajano, con la intención de asemejarse al mejor emperador romano. “Melior Traiano” (mejor que Trajano) se les decía a los emperadores cuando accedían a la púrpura imperial. Intentó también reinstaurar la religión tradicional romana, restitución que implicó una implacable persecución a los cristianos.
En el ámbito numismático, su intento de retornar al esplendor romano y a la religión tradicional se concretó en la emisión de una serie de antonianianos. Estos conmemoran la divinidad de algunos de slos emperadores que le precedieron, comenzando por Augusto y terminando por Alejandro Severo. En concreto son once los príncipes representados en esta serie: Augusto, Vespasiano, Tito, Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío, Marco Aurelio, Comodo, Septimio Severo y Alejandro Severo.
Es lógico pensar que se restituyeron a los que en aquella época se consideraron merecedores de tal distinción. Sin embargo, visto desde la perspectiva de hoy en día, puede llamar la atención tanto algunos que faltan, como son los casos de Claudio, Lucio Vero o Pertinax, como, sobre todo, la presencia en esta lista de Comodo. Todo parece indicar que se tenía de Comodo mejor percepción de su labor como gobernante en aquella época que en la actualidad.
El primer problema que planteó la serie es que no aparece la autoridad emisora de las piezas, por lo que durante bastante tiempo se discutió quien fue el emperador que mandó realizar la serie. Cohen, atribuyó la serie a Galieno. Posteriormente, siendo esta una opinión generalmente aceptada, tanto Akerman como Matinngly establecieron que la autoridad emisora fue Trajano Decio.
Otra complejidad consiste en determinar la ceca de la serie, existiendo dos candidatas a ser el taller que las emitió. Por un lado Cohen y Matinngly defendieron que la ceca fue la ciudad de Mediolanum, mientras que Elks mantuvo que la ceca es Roma.
La iconografía del anverso de la serie se caracteriza en todos los casos por una representación del busto radiado del emperador homenajeado. La leyenda en dativo resalta la divinidad: DIVO más el nombre del emperador divinizado.
Por lo que se refiere al reverso, su leyenda es siempre la misma CONSECRATIO, la consagración o divinización del emperador. Sin embargo existen dos iconografías distintas. Por un lado, el águila con las alas explayadas, simbolizando el alma del emperador en su solemne transición de la tierra al cielo, uniéndose al dios supremo, Júpiter. Por otro lado, el altar como signo exterior del culto al citado emperador.
La subasta 171 de Jesús Vico, a celebrar el próximo 12 de noviembre, nos trae una amplia representación de esta serie, con trece lotes, del 207 al 219, ambos inclusive. Aparecen representados casi todos los emperadores de la serie, en concreto nueve de los once.
Augusto (lotes 207 y 208), Vespasiano (lote 209), Tito (lotes 210 y 211), Nerva (lote 212), Trajano (lotes 213 y 214), Antonio Pío (lotes 215 y 216), Comodo (lote 217), Septimio Severo (lote 218) y Alejandro Severo (lote 219). Siete piezas contienen el reverso del águila y cinco el del altar.
Bibliografía
- Cohen, Henry. Description historique des monnaies frappées sous l´Empire romaine. 2ª ed. 1880-1892.
- Akerman, John Yonge. A Numismatic Manual. Reimpresión. Ed: Forgotten Books-2018.
- Mattingly Harold. The roman imperial coinage. Ed: Spink and Son ltd. 1949.
- www.qblay.com
Buenos días: ANA (Nummus) en realidad esas historias son fascinantes y te llevan a seguirlas, el
elhecho de escuchar esos nombres del imperio romano te emocionas y solo hecho de las luchas que enfrentaban estos
políticos, decian de los problemas de estos pueblos y sobre todo mantener monedas ya funcionando y así poder ver el nacimiento del águila con sus alas abiertas hasta los días hoy, gracias, gracias.