Roma nos ha dejado grandes historias. Junto a su legado cultural, los creadores de aquel vasto imperio han protagonizado tanto momentos épicos como momentos injuriosos. Quinto Labieno representó uno de los segundos. Su infame alianza con los partos y traición hacia Roma dista mucho de las grandes hazañas de emperadores y generales romanos.
“Los partos fueron los únicos que llevaron el nombre nunca despreciable de enemigos del pueblo romano”.
Marco Cornelio Frontón
En esa tremenda frase de Marco Cornelio Frontón, se recoge una verdad incontestable. El “título” de “enemigos del pueblo romano” lo ganaron a pulso: 20.000 romanos muertos en la batalla de Carras al mando de Craso es sólo una muestra de la ferocidad del ejército de Partia frente a Roma.
Teniendo en cuenta lo que significaban los partos para el pueblo romano, nos encontramos con la acuñación de un mítico denario emitido por Labieno (ciudadano romano) donde precisamente se hace homenaje al elemento parto que puso en jaque a Roma: un caballo. Una auténtica paradoja al servicio de la traición.
No en vano centraremos nuestra atención no en su nombre, ni en el retrato de su denario, ni en su carrera política, sino en el reverso de la moneda: un caballo, ataviado con arreos partos. Oxímoron visual entre nobleza y traición.
Este mítico denario será subastado el día 30 de marzo de 2022 en Tauler & Fau. Pocas son las ocasiones que podemos disfrutar de la presencia en subasta de una pieza de tal rareza.
Sobre Quinto Labieno
Labieno es una de esas figuras controvertidas que generan debates a favor y en contra, entre quienes lo consideran un traidor a Roma y quien piensa que fue un defensor incansable de la república frente a los cesáreos.
Podemos decir que Quinto Labieno aprovechó la estela de la fama militar de su padre. Tito Labieno, fiel a la causa republicana cayó combatiendo en la batalla de Munda, un año después asesinaron a Julio César. Quinto se posicionó a favor de Bruto y Casio. Fue enviado a la tierra de los partos para conseguir el apoyo militar de Orodes II. Tras la batalla de Filipos, Bruto y Casio se suicidaron quedando como vencedores Marco Antonio y Octavio. Labieno, en situación comprometida, decidió unirse a los partos. Aprovechando la preocupación del rey de Partia por la creciente presencia de Roma en Asia y los disturbios provinciales, Labieno convenció a Orodes para invadir Siria, compartiendo el mando con el hijo del rey, Pacoro I. En el año 40 a. C, con un ejército de 20.000 jinetes partos y algunos soldados romanos Labieno y Pacoro conquistaron Siria, Apamaea y Antioquía.
Emisiones de Quinto Labieno
Fue en ese año cuando Quinto Labieno realizó sus emisiones monetales posiblemente para pagar los salarios de sus huestes romanas. En el anverso junto a su rostro se acompaña con la leyenda Q LABIENUS PHARTHICUS IMP, denominándose a sí mismo como Imperator. Su aventura fue efímera, ya que al año siguiente Publio Ventidio Baso contraatacó, capturó a Labieno y lo ejecutó por traición a Roma.
Según L. Amela las emisiones no debieron ser escasas debido al elevado número de cuños de anverso y reverso que se han estudiado tanto para sus denarios como para los áureos: “a pesar de haberse registrado únicamente 34 denarios y 3 áureos, ha dado un total de ocho cuños de anverso (ocho para el denario y dos para el áureo) y veintitrés de reverso (veinte para los denarios y tres para los áureos)”
No en vano, la ejecución del emisor por traición a Roma, la iconografía arrogantemente hostil, y la leyenda descaradamente ofensiva desembocaron en la fundición irremediable de dichas monedas, excepto algunas que se salvaron del crisol como esta que presentamos.
Volvemos al caballo, verdadero héroe en toda esta historia que no cuenta los enemigos ni apoya traiciones. Pudo escoger Labieno infinidad de representaciones iconográficas para grabar en el reverso de las monedas con que pagaría a sus soldados. Y eligió un caballo parto: la auténtica baza de los éxitos de las batallas de Partia contra Roma. Tal y como se representa, estos caballos iban ataviados con unos arneses y bridas muy particulares, que permitían a los jinetes una libertad de movimientos fundamental en batalla. Un carcaj acompaña a estos atavíos, y curiosamente se convierte en protagonista de la representación.
Eran famosos los arqueros partos por su destreza a la hora de disparar al galope. La postura del arquero, su fuerza, puntería y habilidad los han hecho pasar a la Historia como iconos de los soldados de caballería. El llamado “tiro o disparo parto” se perpetuó como una valiosa herencia entre los pueblos sucesores.
No es raro ver numerosas representaciones artísticas a lo largo de la Historia donde se recoge la asombrosa habilidad de los arqueros que ejecutaban el “disparo parto”.
Según Plutarco, en la batalla de Carras, 10.000 jinetes partos derrotaron a los 50.000 soldados del ejército de Craso. En la llanura, los jinetes fingieron una retirada, y bajo la sorpresa de los romanos, giraron abruptamente sobre las grupas de sus caballos, y de espaldas al galope, comenzaron a disparar sus flechas en una lluvia interminable que duró todo un día.
Esta táctica de las “falsas retiradas” (galopar en retirada pero con el arquero girado hacia la grupa) fue una estrategia bélica muy utilizada por los hunos y por el ejército mongol de Gengis Khan, cuyos jinetes fueron también famosos por su destreza con el ya denominado “tiro parto”.
En cuanto al caballo, se trataba de una raza fuerte y rápida, de cabeza más robusta que el caballo árabe, criada junto a los montes Zagros en las tierras de Nisea. Por su fisonomía era una raza muy apta para esos giros rápidos que requería la caballería parta. El caballo niseano fue mencionado por Heródoto y Estrabón precisamente por su características físicas. La tradición de su uso en batalla, que se remonta a los asirios, fue continuada por los persas y perfeccionada por los partos para el uso de arqueros y lanceros.
Aunque la pura raza de caballos de Nisea se extinguió hace siglos, su descendencia genética está presente en los caballos cartujos, lusitanos y andaluces, ya que fueron traídos por los griegos a la Península Ibérica.
BIBLIOGRAFÍA
– Frontón (1992). Epistolario. Intr., trad. y notas de Á. Palacios Martín. Rev.: J. Aspa Cereza. Madrid: Editorial Gredos.
– Amela Valverde, Luis: “Emisiones militares pompeyanas del año 49 aC en Hispania”, Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, H.° Antigua, 1.15, 2004, págs. 167-180.
– Mestrio Plutarco: Vida de Craso. Parte de Vidas paralelas. Digitalizado en Perseus. Basado en la obra de 1916, editada por William Heinemann, Harvard University Press. En español en Imperium.