A grandes rasgos podríamos decir que el retrato romano se debate entre dos grandes paradigmas: el idealismo y el realismo. Son cuestiones que ya hemos tratado en otras ocasiones. Pero viendo los retratos de la colección que se subasta Vigésima XX en Lucernae Numismatics observamos un cambio abrupto de concepto entre el sentido del retrato de las monedas de los julio-claudios y los retratos de los flavios, y es algo que va mucho más allá que el paso del idealismo al realismo como ahora veremos.
La era julio-claudia supone una continuación del retrato augusteo, donde la severidad no está reñida con la juventud. Los familiares de Augusto se retrataron con ese aire idealizado de quien no envejece, sin signos de edad que pudieran hacerlos parecer más débiles o mortales. Su linaje se remonta al mismísimo Eneas, confiriéndole legitimidad divina a su poder. En ese sentido se alejan del concepto más sui generis del arte romano, el retrato propiamente dicho.
La llegada de los flavios al poder supone un giro radical en cuanto al linaje divino de la dinastía anterior. Vespasiano es de origen burgués, y su sencilla cuna se ve reflejada en su efigie con el regreso a la tradición romana más puramente retratística. Se abandona el convencionalismo anterior para realizar imágenes sinceras y reales. Los retratados ya no son divinizados si no personas de carne y hueso, con defectos y virtudes humanas. Vespasiano se retrata casi como un plebeyo, asequible, llano y con gestos muy personales. Sus facciones representan lo que es: una persona fuerte e inteligente, pero que se esfuerza en mantenerse firme. Es así como lo describe Suetonio en “Vidas de Doce Césares” (Suet. Vesp. 20, como el que está “descargando su vientre”).
En las monedas vemos esa expresión sin ambages, se representa rudo y con facciones marcadas. Su potente volumen craneal es inconfundible. En definitiva, su fisiognomía* se aleja del prototipo de emperador refinado, intelectual e impasible que representaban los julio-claudios (*Fisiognomía es la correlación científica entre los rasgos físicos de la cara y la personalidad, no confundir con “fisonomía”).
Diferencias entre el retrato de la ceca de la capital del imperio y las provincias orientales
Hemos de destacar que en época Flavia las cecas de la zona oriental del territorio romano van adquiriendo progresivamente más fuerza en detrimento de las occidentales, como Lugdunum, cuyo auge se desarrolló a comienzos del periodo imperial. Entre esas cecas orientales destacan las de las grandes ciudades como Éfeso, Antioquía o Alejandría. Este punto es muy importante ya que la aportación artística de Asia Menor es muy relevante a nivel estético.
Pese a que el retrato de Vespasiano tiene unos rasgos fisiognómicos que deben ser inalterables en la moneda, el dramatismo de los rasgos denominado pathos, es muy evidente en la factura de esta ceca. Ya Paul Zanker en su trabajo Provinzielle Kaiserporträts, describió las distintas características que reúne un retrato provincial y su diferencia con respecto a los de Roma y había identificado el patetismo como exponente de la retratística imperial de Asia Menor.
Estos rasgos aparecen claramente en los retratos de las monedas y para distinguirlos veremos una comparativa de cuatro efigies de Vespasiano, empezando de izquierda a derecha por un retrato convencional de la ceca de Roma (lote 369) seguido de uno de Lugdunum, provincial, pero sin pathos (lote 379) para terminar con dos retratos de Éfeso donde el patetismo es muy destacado, acentuándose como explicaba Zanker, por la boca entreabierta del último retrato (lotes 377 y 376). Las diferencias son evidentes:
En cuanto a los reversos, las emisiones de Vespasiano están repletas de alegorías y triunfos. Dada la compleja situación política (guerras civiles incluidas) en la que Vespasiano llegó al poder, su iconografía se centra en la legitimación de él y de su descendencia.
Por ello este emperador incorpora, al igual que la dinastía julio-claudia, elementos alegóricos de la Pax y la Victoria alada que reafirman sus victorias como militar y político por la paz conseguida: PACI ORB TERR AVG (lote 368), PACI AVGVSTAE (lote 376), CONCORDIA AVG (lote 359), LIBERI IMP AVG VESPAS (lote 351). La moneda de Vespasiano encierra un mensaje al pueblo romano: la vuelta a la estabilidad.
Bibliografía de consulta
- Labrador Ballestero, P. : “Una aproximación al mercado de las monedas del emperador Vespasiano y sus variables”, La Albolafia: Revista de Humanidades y Cultura, 2020.
- Ojeda Nogales, D. : “El Trajano de Itálica y el Herrschertypus”, ROMULA 7, 2008, 187 – 208.
- Suetonio, Vidas de los Césares, “Vida de Vespasiano IV”.
- Zanker, P. : Provinzielle Kaiserporträts. Zur Rezeption der Selbstdarstellung des Princeps, München, 1983.