De los ludi religiosos a los espectáculos por diversión
Para el mundo romano los ludi tenían un espacio fundamental en la vida de sus ciudadanos. En un primer momento estos espectáculos tuvieron un origen religioso, unos estaban dedicados a Juno, Júpiter y Minerva. Por otro lado los Ludi apollinarios estaban encomendados a Apolo. Había ludi de varias clases (circenses, scaenici, gladiatori, naumaquias, venationes), y su organización fue establecida por Augusto con un orden específico a lo largo del día. Poco a poco el aspecto religioso fue relevado por el mero espectáculo, de tal manera que las carreras de carros, luchas de gladiadores y cazas de animales salvajes se convirtieron en festivales muy deseados por el pueblo romano. Como ya sabemos los ludi jugaron un papel fundamental como medio propagandístico al servicio del emperador, aunque anteriormente durante la República el evergetismo y edición de los ludi religiosos suponían un verdadero ascenso de popularidad para aquellos ciudadanos que pretendían hacer carrera política.
Las venationes
Parte fundamental de los ludi eran las cacerías de animales (venatio). El crecimiento de la ciudad de Roma fue alejando a la población de sus primitivas costumbres. El romano urbanita añoraba antiguas tradiciones como la caza, que además la plebe no podía permitirse. De ahí partió el éxito de las venationes, que en un primer momento se representaron como celebración de un triunfo o como parte de los ludi scaenici o circenses.
Las venationes eran caras: los venatores corrían un gran riesgo y en multitud de ocasiones ellos eran las víctimas. Por otro lado el traslado de animales vivos era una cuestión muy compleja. Los possessores eran los encargados de esta labor. Durante la República los animales que intervenían eran principalmente animales autóctonos (jabalíes de Germania, osos de Hispania, además de toros, ciervos, linces) pero conforme fue creciendo el imperio comenzaron a traer animales exóticos traídos desde los confines de las fronteras (tigres, cocodrilos, hipopótamos, elefantes, etc).
En los primeros años las cacerías se organizaban en el foro, después en el circo y finalmente en el anfiteatro (ya que ésta fue la última tipología arquitectónica en aparecer dentro del urbanismo romano). Las cacerías se desarrollaban entre los edificios o estructuras arquitectónicas colocadas para la ocasión.
De la importancia de los juegos tenemos constancia a través de su presencia en numerosas manifestaciones artísticas y literarias ofreciéndonos una perspectiva fidedigna de la sociedad romana, de sus intereses por los espectáculos y de cómo se desarrollaban éstos.
Las venationes en la moneda
Sabemos que los triunviros monetales gustaban de reflejar en los reversos de sus emisiones las hazañas de su gens. Cabría pensar por tanto que las representaciones de estos espectáculos podrían haber sido un motivo popular en las acuñaciones romanas, dada la importancia que suponía para un ciudadano ser editor de unos juegos. Sin embargo nos encontramos con la paradoja de la escasísima representación numismática de una de las imágenes más icónicas de la vida romana: los ludi.
Livineia. L. Livineius Regulus. Denario. 42 a.C. Roma. (Ffc-811). (Craw-494/30). (Cal-899). Anv.: Cabeza del pretor Lucius Livineius Regulus a derecha. Rev.: Dos gladiadores luchando contra león, tigre y toro, en el exergo: L. REGVLVS. Ag. 3,83 g. . Foto: Tauler&Fau
Una de esas escasas representaciones la encontramos en el denario de L. Livineius Regulus: en el anverso aparece el busto del pretor, padre del triunviro monetal del mismo nombre. Como tal hubo de presidir, dentro de sus funciones de pretor, numerosos ludi. Menciona Tácito una gran reyerta producida durante la celebración de unos juegos de gladiadores en Pompeya (año 59 a.C.) organizados por un tal Livineius Regulus (Anales, 14, 17). Se produjo tal matanza que a Pompeya le costó una prohibición de 10 años sin juegos y Livineius Regulus fue expulsado del Senado. Lo escabroso del asunto nos hace pensar que no se trata del mismo personaje, y en cualquier caso el tema de este denario es una venatio, no unos munera gladiatoria.
El denario según las fuentes
No es de extrañar que un denario de la rareza iconográfica del que presentamos fuera objeto de atención desde los inicios de la disciplina Numismática. Siempre que sea posible, es interesante indagar en las fuentes historiográficas antiguas para conocer cómo se ha interpretado la lectura de las imágenes en cada época. Especialmente cuando la representación puede ofrecer alguna duda, como es el caso.
Tradicionalmente en el reverso de este denario se han identificado dos animales unívocamente: abajo león, y arriba a la derecha pantera. Pero hay un tercer animal, arriba a la izquierda, que unas veces se identifica como un jabalí herido y otras como un toro.
Ezequiel Spanheim (del que ya hablamos en un artículo anterior) escribió sobre este denario en sus Dissertationes.
En las páginas 136 y 137 el numismático alemán describe la escena del reverso y nombra los animales que aparecen como león, pantera y toro, poniendo a éste último en relación con los ludi taurilia. Los juegos con toros eran los preferidos de Julio César y fueron también representados en un denario de este triunviro monetal.
Las diferencias interpretativas en cuanto a la identificación de dicho animal radican en si nos encontramos con una representación esquemática o naturalista. Desde el punto de vista zoomórfico la posición del animal, tendido sobre sus patas traseras, cabeza inclinada, con el morrillo muy acentuado se corresponde con un toro herido. Incluso en algunos denarios vemos claramente las tablas del cuello del toro y sus astas.
Cuando el estilo es más esquemático las dudas provienen por la representación del hocico: más apuntado y largo, es entonces cuando se identifica dicho animal como un jabalí. En esas imágenes la disposición del animal sigue siendo la misma y la postura no debería ofrecer lugar a dudas, morfológicamente sigue siendo un toro (es una situación parecida a las representaciones de la loba capitolina).
Sin embargo aún hoy seguimos encontrando el mismo error de identificación en numerosas descripciones. El motivo de que se siga interpretando erróneamente la escena es producto de la transmisión de la descripción de dicho modelo compositivo a través de catálogos como el de Calicó (a la derecha imagen de la referencia Calicó nº 899).
Estas descripciones, que en numerosas ocasiones se realizaban a través de imágenes de baja calidad (fotos antiguas, ilustraciones, grabados o dibujos), se recogen en catálogos antiguos, que si bien pueden seguir utilizándose, hay que tener en cuenta las posibles confusiones a que puedan dar lugar, contrastar la descripción con la moneda en cuestión y rectificar.
La rareza iconográfica de las venationes en la Numismática Romana
Como ya hemos mencionado no deja de ser curioso la escasísima representación de los ludi en la numismática romana, a pesar de la tremenda importancia que tenían los juegos circenses para el pueblo de Roma y la espectacularidad de las venationes. A pesar de eso, esta iconografía sólo ha sido recogida en este denario republicano y más adelante en el tiempo, ya en época imperial, se acuñaron algunas piezas, escasas también.
Este contorniato de Nerón representa una escena de venatio en un anfiteatro: cinco espectadores observan a un venator preparando una trampa para cazar un oso. Foto
En este otro medallón de bronce se representa la lucha de un venator contra un jabalí, dicha escena destaca por su representación naturalista y de gran movimiento. Römisch-Germanisches Museum, Cologne
Entre los venatores de su época no podía faltar Commodo, el emperador/gladiador, que por supuesto también acuñó una moneda representándose así mismo en una venatio, a caballo con la jabalina justo en el momento de atacar a un león, en una escena de gran vivacidad y movimiento
Las venationes en el Arte Romano
La iconografía de venationes, que como hemos visto es de una extraordinaria rareza en la plástica numismática, no lo es tanto en el resto de representaciones artísticas romanas, de modo que podemos encontrar el tema de los ludi en mosaicos, pinturas murales y relieves. Como ejemplo de la abundancia de tales representaciones expondremos un ejemplo de cada una de estas manifestaciones.
En el Museo Arqueológico de Susa (Túnez), se custodia el Mosaico Magerius, una de esas piezas artísticas tan apreciadas por los estudiosos del tema, ya que por su contenido y detalles aportan una inestimable información histórica. Representa cuatro venatores (Spittara, Bullarius, Hillarinus y Mamertinus) que se enfrentan a cuatro leopardos (Victor, Crispinus, Romanus y Luxurius). La escena está flanqueada por dos deidades, Dionisio, domador de animales salvajes, y Diana, cazadora. En la esquina superior derecha se representa al evergeta que pagó el espectáculo, Magerius. En el centro, un heraldo lleva cuatro follis llenos con el coste de las venationes (una cantidad sustanciosa como ya hemos explicado).
En cuanto a pintura mural en Hispania contamos con una representación excepcional por su calidad artística y conservación. Se trata de una venatio entre un león o leona y un venator que apareció en el Anfiteatro de Mérida y se conserva en el Museo Nacional de Arte Romano.
En la llamada Placa Campana (recibe este nombre porque procede de la colección de Giampietro Campana, marqués de Cavelli) vemos una escena típica de venatio entre elementos arquitectónicos: en un anfiteatro, aparece un mirmillon (casco de gladiador, taparrabos, manica, calzas, scutum, tenencia, espada) delante una pantera saltando en actitud de ataque; león (saltando, adelante); gladiador (desnudo, desplomado, en el suelo); a la derecha de la placa aparece un bestiario o venator (casco, túnica, cinturón, soporte, lanza); arriba en segundo plano se representa la tribuna de 3 columnas de orden corintio y ventana; a la derecha sobre columna estriada también de orden corintio se eleva una escultura femenina con brazo extendido ataviada con chitôn y himation.
Sobre la Colección Poinssot a la que pertenece este denario
La Colección Poinssot fue formada por Julien Poinssot (1844-1900), mecenas, arqueólogo y coleccionista de arte y antigüedades. Su pasión por la Historia y los viajes le llevaron a financiar varias campañas de excavaciones arqueológicas en Argelia y Túnez, sacando a la luz numerosos yacimientos romanos. Su muerte prematura marcó el futuro de su hijo Louis que decidió seguir el camino de su padre dedicándose también a la investigación histórica y al coleccionismo. Entre sus artículos destacamos éste por su relación con el tema que nos ocupa:
- Poinssot, L., and Quoniam, P. 1951–1952: ‘Bêtes d’amphithéâtre sur trois mosaïques du Bardo’, Karthago 3, 129–65