Las monedas leonesas y castellanas del siglo XII, escrito por Antonio Roma Valdés, con la colaboración de Erea Castro Alfonso, Pablo Rueda Rodríguez-Vila y Raúl Sánchez Rincón, con tirada en papel.
Este libro se pregunta por las cuestiones básicas sobre la moneda medieval y trata de contestarlas con el rigor exigible, contrastando fuentes directas y deduciendo con los criterios científicos las conclusiones con aportaciones de otras ramas científicas. El estudio del mensaje que pretenden transmitir quienes encargan la fabricación de monedas es una materia no estudiada de manera separada y específica en los estudios numismáticos. Diversos autores han presenciado en la moneda frecuentemente con omisión de elementos relevantes para comprender las emisiones monetarias en su conjunto.
Falta el estudio de la moneda con la perspectiva de quien la fabrica (que no es el rey) y los ojos de quien la tiene en su mano. Además, los estudios numismáticos han sido presos de la necesidad de clasificar las monedas y atribuirlas a un momento que nunca puede ser lo suficientemente concreto y se olvida que el estudio numismático va mucho más allá de la mera clasificación. Rascar en la superficie y profundizar en el mensaje de la moneda se muestra en estas condiciones como un ejercicio necesario para entender la moneda medieval y, eventualmente y con acompañamiento de otros factores no limitados a un historicismo decimonónico, para ayudar establecer criterios científicamente rigurosos de clasificación.
El marco temporal elegido para este estudio es el siglo XII junto con los años inmediatamente anteriores y posteriores, un período de explosión cultural en la Europa occidental a través, entre otros factores, de la irrupción del románico, un fenómeno cultural con impresionantes manifestaciones en arquitectura, escultura, pintura y otras artes de las que forma parte la moneda. Y el marco espacial es el formado por los reinos de Castilla y León, con referencias a la presentación del mensaje en otras regiones aledañas.
En el período románico el empleo de símbolos es una forma de lenguaje fundamental, una vía de acceso al conocimiento que aproxima al observador con las realidades inmateriales o espirituales que se basa en una convención perfectamente asumido por los contemporáneos. En estas condiciones, el símbolo es necesario tanto para quien transmite un mensaje como para quien debe interpretarlo y se basa en una abstracción que requiere de una mínima iniciación que impide que en algunos casos nos resulte perfectamente identificable en la actualidad.
La variedad de los tipos y su vinculación con elementos iconográficos complejos constituyen los elementos más difíciles de afrontar en el estudio de las monedas medievales leonesas y castellanas. De entre el conjunto de emisiones de la Edad Media europea, las realizadas por encargo de los reyes leoneses y castellanos del s. XII son excepcionales por la variedad tipológica y la razón de este fenómeno ha sido pasada completamente por alto. Su explicación requiere preguntarse dos cuestiones, la primera, porqué tantas emisiones; la segunda, porqué todas responden a tipos tan distintos.
Por lo tanto, se trata de contestar a estas preguntas sobre la base del análisis transversal de los aspectos fundamentales que permiten obtener datos contrastables. En la tesis doctoral del autor principal, titulada Emisiones monetarias leonesas y castellanas de la Edad Media. Organización, economía, tipos y fuentes, leída el año 2008 y publicada en 2010, se indagaron los aspectos organizativos que condicionan la producción monetaria. Sin embargo, no se aportó una explicación a la variedad tipológica característica de las monedas leonesas y castellanas del s. XII. Se analizaron las limitaciones del rey para acuñar, esto es, los aspectos jurídicos, técnicos y económicos que condicionan las acuñaciones, pero sin profundizar en las razones del enorme elenco de tipos monetarios. Con un apoyo en la literatura científica internacional, se añadían nuevos análisis metalográficos, se consideraron los datos arqueológicos y se realizaron diversos estudios transversales relativos a la identidad y otros aspectos relativos a los monederos medievales, la técnica de fabricación, el proceso de instalación e institucionalización de las casas de moneda, el movimiento internacional de los metales y sobre todo ello se interpretaron las emisiones monetarias medievales leonesas y castellanas, con mayor detalle desde 1190 en adelante, que es hasta donde las fuentes directas entonces empleadas en su momento permitían llegar con el mínimo rigor científico. Más reciente en el tiempo, en Románico y gótico en la moneda medieval castellana y leonesa, libro que cuenta con varios miles de lecturas, se dan cuenta de los aspectos artísticos.
La explicación a la variedad monetaria del s. XII exige una mayor observación del propio numerario de manera fundamental y realizar nuevos análisis transversales, en este caso alusivos a la iconografía de los tipos, al latín empleado en las leyendas y a los sistemas de marcas monetarias. Y se compara el fenómeno monetario con otros aspectos de importancia en el período como la filología latina, la orfebrería, la cantería, la sigilografía y la diplomática. Además, nuevos datos sobre el origen de los monederos y las formas de uso de la moneda por quienes las tienen en su mano son materias que permiten contestar las grandes incógnitas que plantean estas series tempranas.
La estructura del libro responde a la presentación de la moneda desde una perspectiva alejada de la visión centrada en el poder emisor. Comprender las acuñaciones exige ir mucho más allá y limitar su observación al interés real supone preterir aspectos fundamentales y una baza fundamental para errar el disparo. Pero también hay que entender esta motivación y por ahí se comienza, enfrentando al rey con su voluntad para emitir numerario. Sin embargo, es preciso profundizar en otros aspectos que son fundamentales para entenderla, comenzando por saber quién decide de forma más o menos detallada qué han de representar los tipos monetarios y a través de qué criterios para después sentar al tallador de cuños ante estos instrumentos limpios, poner el cuño en las manos de los monederos que la deben acuñar y finalmente guardar las monedas acuñadas en el zurrón de los paisanos. Con otras palabras, el análisis se realiza leyendo los tipos y su simbología, apreciando la forma en que se expresan las leyendas, para terminar, estudiando cómo los campesinos y comerciantes se relacionan con el dinero.
Romper las reglas trae consigo muchas novedades en las conclusiones. Los lectores arraigados en ideas preconcebidas o carentes de sentido crítico se verán sorprendidos. No se pretende convencer sino razonar y abrir perspectivas.
Para finalizar, advertir que no se encuentra ante una obra individual. En la autoría aparecen otros autores numismáticos, como Erea Castro Alfonso, conservadora del Museo de Pontevedra, cuyos conocimientos artísticos facilitan entender el mensaje iconográfico; Raúl Sánchez Rincón, el arqueólogo alavés con el que se estudia la visión de la moneda por parte de sus contemporáneos; y el jurista Pablo Rueda Rodríguez-Vila en el estudio de la configuración del poder real sobre la moneda, además de otras aportaciones. La lectura común del texto final ha enriquecido el conjunto. Pero hay otras opiniones muy valiosas, como las de Ana Serrano o Francisco Cebreiro.
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