Descripción
Tiempo de Maximino II (310-313 dC)
Acuñación cívica, época de las persecuciones
Ceca: Antioquía. Segunda oficina
Datación: 312 dC
Valor: Æ
Catálogo: McAlee 170. Heesch 3. Cohen 1 (Juliano II)
Conservación: MBC+
Peso: 1,80 gr.
Diámetro: 14 mm.
Cuños: 11 h.
Anverso: GENIO AN[TIOCHENI]. Tyche de Antioquía (representación de la diosa de la ciudad) sentada de frente sobre una roca, portando espigas de trigo en su mano derecha. Alegoría del rio Orontes nadando a sus pies.
Reverso: [APO]LLONI SANS O. Apolo estante a izquierda vestido con toga larga e “himation”, portando pátera en su mano derecha y lira en la mano izquierda. En exergo SMA (Sacra Moneta Antiochiae), marca de oficina B en campo a la derecha.
Notas: Acuñación cívica, moneda anónima tradicionalmente al reinado de Juliano II el apóstata, hasta que en 1993, J. Van Heesch asignó estas series a Maximino II en su artículo “The Last Civic Coinages and the Religious Policy of Maximinus Daza”, Numismatic Chronicle Vol. 153, pp 65-75, Londres, 1993.
Tras la muerte de Galerio en el año 311 dC, su César, Maximino II, que se había declarado Augusto el año anterior, tomó el control de Asia Menor y el Levante. Al parecer, un fuerte perseguidor de la minoría cristiana (Lactant. De mort. pers. 36-49; Euseb. Hist. eccl. 9), fue obligado bajo los dictados del edicto de la tolerancia a relajar las persecuciones. Al mismo tiempo, fue abordado por las embajadas de varias ciudades ahora bajo su control. Entre ellos estaban las delegaciones de las principales ciudades de Nicomedia y Antioquía, que pidieron que de ninguna manera se permitiera a los cristianos continuar viviendo en sus ciudades y distritos. Antioquía fue tan lejos como para erigir una estatua de Zeus Philios, que entregó oráculos que condenaban a los cristianos (Euseb. Hist. Eccl., Op. Cit.). Animado por este aparente movimiento de apoyo popular, Máximo nombró personalmente a sacerdotes paganos y envió copias de un documento que relacionaba las memorias de Poncio Pilato (véase Euseb, Hist. Eccl., 2.2). Sentenció a algunos de los predicadores más notables en sus distritos a la muerte.