Roma, verano del 205 dC, un calor sofocante. En el taller de acuñación, un espacio pequeño donde, a pesar de estar bien ventilado, el calor era abrasador, ya llevaban así unos días, era un verano especialmente caluroso. El suppostor y el malleator están solos en el taller, sudorosos y trabajando a un ritmo infernal para conseguir la producción diaria que se ha hecho más difícil alcanzar al enfermar tres días antes dos de sus compañeros de faena. En ese momento aparece por la puerta Continue Reading »