Tal y como se comenta en diferentes partes de la Crónica del Rey don Pedro de Castilla1, escrita por don Pero López de Ayala, el rey Pedro I “era blanco, de buen rostro autorizado con cierta majestad, los cabellos rubios, el cuerpo descollado y ceceaba un poco a la manera andaluza. Se veían en él muestras de osadía y consejo. Su cuerpo no se rendía con el trabajo, ni el espíritu con ninguna dificultad. Gustaba principalmente de la cetrería, era muy frugal en el comer y beber, dormía poco, fue Continue Reading »